lunes, 12 de julio de 2010

Maestros y salud mental

Por El Profesor

La salud mental suele ser definida como un estado de equilibrio entre una persona y su entorno social y cultural, estado que garantiza que el individuo pueda participar funcionalmente en lo laboral, lo intelectual y lo social con buena calidad de vida y bienestar. Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud declara que no existe una definición oficial de salud mental dado que puede estar influenciada por cultura y subjetividad de quien la define. Aún así, podemos decir que salud mental es un estado general de bienestar tanto físico como psicológico y por el cual una persona puede hacer uso de sus habilidades cognitivas y emocionales, funciones y roles sociales y cumplir demandas ordinarias del día a día.

Por lo tanto, si un profesor no tiene bienestar físico aunado al emocional y/o cognitivo, podemos decir que su salud mental está en riesgo y es necesario revisar qué está causando este estado. Y por supuesto que en toda actividad humana hay riesgos a la salud mental, incluso ver una película o subirse a un juego mecánico en un parque de diversiones o incluso una noticia abrupta e inesperada puede comprometer la salud mental. Sin embargo, en las profesiones como la educación en la que hay interacciones no sólo frecuentes sino a veces también intensas puede haber mayor riesgo. El maestro cumple con exigencias se dé cuenta o no, incluso quiera o no. Estas exigencias pueden venir del exterior de sí mismo o del interior de sí mismo.

En lo exterior el maestro debe cumplir con exigencias de orden social, familiar, institucional y en su rol como maestro ante los alumnos. Y en lo interior tiene exigencias familiares, afectivas y/o emocionales.

En lo social el peso es bastante importante dado que el maestro es uno de los pilares formativos de una sociedad, y por ende, este debe estar convencido de querer cumplir un rol que la sociedad espera de él. Es muy triste ver maestros que no hacen cosas tan sencillas y de impacto tan alto en sus alumnos como no beber alcohol o no fumar dado que son actividades promovidas y aprobadas socialmente… Sin embargo, una buena manera de cumplir con exigencias sensatas sería esta, cuidando su salud física y sus hábitos.

En la parte familiar el profesor tiene un rol extraordinariamente importante porque para muchos alumnos un profesor puede llegar a ser el sustituto de un padre en los aspectos formativos. El maestro tiene la obligación moral de dar formación y valores y conceptos saludables en lo que a familia e integración familiar se refiere. Corregir conceptos erróneos en los adolescentes sobre los roles de padre y madre en su vida y su formación para que así tengan mayor disposición a ser educados, guiados, corregidos para que ellos mismos estén capacitados en formar una familia funcional y sana.

En lo institucional el maestro debe cumplir con normas, estatutos e incluso principios e la institución y cubrir un perfil específico que se espera de él en el cumplimiento de sus labores. Esto generalmente es uno de los motivos por los cuales muchos maestros buscan cambiar de trabajo pero viéndolo en perspectiva toda institución tendrá exigencias y todo profesor estará obligado a cumplirlas. Además, no son engorrosas si se considera que la mayor parte del tiempo el profesor está más frente a los alumnos que frente al esquema organizacional de la institución.

Y por último, los alumnos siempre van a exigir un maestro que de clases interesantes y entretenidas. Es importante tener en cuenta que no es obligación del maestro esforzarse por ser agradable y cumplir con las expectativas propias de los alumnos que se salen de lo académicamente necesario. Sin embargo, sí es bastante útil que el maestro esté en constate búsqueda de nuevas maneras de presentar su clase con miras a mejorar y ser más fluido en su manera de exponer los conocimientos y promover el desarrollo de habilidades en sus alumnos.

En cuanto a las exigencias internas estas tienen una variable muy sutil que es difícil medir o predecir y tiene que ver con las motivaciones intrínsecas del maestro en su quehacer docente. Es necesario revisar qué exigencias afectivas o emocionales se impone para el desempeño de su trabajo y también revisar si son sensatas y hacen sentir motivado y con ningún conflicto o un mínimo de conflicto. Estas exigencias en el aspecto observable tienen que ver con la búsqueda de reconocimiento y aceptación, el aporte significativo a los alumnos, orgullo por la identidad vocacional, etc. Hay que vigilar que ninguna de estas exigencias es tan fuerte y extremista que pueda llevar al maestro a un desbalance si ve que aquel premio que tanto deseaba es entregado a un colega que él mismo piensa no lo merece tanto. La vocación misma y el disfrute de ella habrá de ser suficiente premio. Y en cuanto a la parte familiar, dado que hoy en día la estructura familiar es diversa es importante que el maestro sienta que tiene un núcleo familiar constituido del cual forma parte integral pues la sensación de aislamiento de un núcleo familiar puede resultar en un desequilibrio significativo en su desempeño ya sea no aportando adecuadamente o sustituyendo la ausencia de un núcleo familiar con la compulsión a trabajar descuidando otras áreas importantes de su vida.

Aquí se exponen todos los elementos que ponen en riesgo la salud metal de profesor en tanto alguna o más de una de ellas entre en desequilibrio. Recordemos que el equilibrio proporciona una sensación de bienestar y de que todo está funcionando bien. Por lo tanto, es buena oportunidad para revisar todos esos aspectos y exigencias externas e internas para monitorear si nuestro trabajo como docentes brinda satisfacción la mayor parte del tiempo o si estamos en riesgo de necesitar ayudar para restablecer el equilibrio emocional.
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