Por El Profesor
En este artículo vamos a hablar de la ACTITUD. Así que revisaremos lo que significa desde un punto de vista etimológico. Entonces, esta palabra tan usada viene del italiano attitudine que significa “disposición, postura.” Entonces es ambas cosas. Tener una actitud respecto a algo es tener una determinada disposición –estar dispuesto, con ganas- o postura –mantener una posición generada por valores u opiniones-.
Bueno, hasta aquí tenemos entonces bien claro que la palabra actitud es en sí la manera en que uno actúa en determinadas situaciones. Es un dicho común que la actitud es mucho más importante que la aptitud. Y en cuestión de educación no está fuera de este contexto.
Recuerden que muchos maestros son muy aptos para enseñar una materia determinada pero su manera de actuar ante el o los alumnos deja mucho que desear como educador. Eso no es lo que queremos aquí.
Es entonces bien importante darnos cuenta del tipo de actitudes que tenemos al ser educadores. Revisemos pues qué actitudes específicas mostramos ante un grupo determinado, también con un alumno en particular, igualmente qué actitud tenemos ante la institución en la que trabajamos y por ende ante nuestros compañeros maestros. Y en suma, ante la vida en general. Finalmente, ser educador no es un disfraz que uno llega a ponerse al iniciar el día de trabajo y se lo quita al terminar. Si es así, es bueno que revisemos si como educadores tenernos un repertorio amplio y variado de actitudes que sólo nos ayudan a cumplir con el trabajo o si son actitudes genuinas y espontáneas.
Es bien seguro que si somos el tipo de educadores que tiene una actitud predeterminada ante todos aquellos involucrados en nuestro trabajo en la que ponemos distancia e incluso jamás ponemos “hombro a hombro” la parte académica y la parte humana entonces es bueno que conozcan la noticia: UNA ACTITUD AUTÉNTICA Y HUMANA EDUCA MÁS QUE MIL TÉCNICAS PREDETERMINADAS.
Por lo tanto, hay que ser conscientes de que los alumnos están expuestos a una variedad enorme de actitudes de maestro a maestro. Si como educadores somos auténticos e interesados en una actitud efectiva los alumnos aprenderán de nosotros a ser ciudadanos con iguales actitudes efectivas ante los distintos retos. He aquí unas pequeñas sugerencias o principios propuestos por el psicólogo Gilbert Wrenn de cómo desarrollar actitudes efectivas que “extraigan” lo mejor de nuestros alumnos:
1. Nota y has notar los aspectos positivos (social, académico, personal) del alumno y refuérzalos. Esto te dará carta abierta para que puedas señalarle sus fallos y que él escuche.
2. Cuando señales fallos, errores o faltas, menciónaselas solamente al alumno directo, sin rodeos y con palabras sencillas. Así el alumno aprende a ver los hechos sin mezclarlo con emociones o sin tomárselo personal.
3. Deja que el alumno se justifique. Pero no dejes de señalarle si ha fallado. Cada vez que se justifique hazle sentir la necesidad de que si se justifica tiene fundamentos y si no los tiene entonces debe considerar tus señalamientos.
4. Habla con respeto y promueve el respeto cuando se hablen de asuntos en los que se tienen que corregir fallos. No te calles nunca cuando tengas que reconocer y reforzar aspectos positivos.
5. No olvides nunca que aunque veas al grupo una vez a la semana tú eres una persona para ellos y ellos esperan que ellos sean personas para ti. No sólo alumnos o números de matrícula. Esto quizá es lo más importante que debes tener en mente.
Espero que estos principios y lo que se discutió sobre la actitud te sean de utilidad en tu importante trabajo diario con los alumnos.
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